sábado, 8 de octubre de 2011

Drama


Últimamente Sexo en Nueva York me da mucho que pensar. En el capítulo que vi ayer, "Las reinas del drama", Carrie Bradshaw escribía en su columna: "¿Necesitamos que las relaciones tengan un toque dramático para funcionar?"

Me detuve a pensar en esa frase, en esa pregunta sin contestar. Realmente es algo a lo que llevaba dándole vueltas un tiempo, pero jamás esperaba verlo en una serie. 
¿Necesitamos una serie de obstáculos antes de conseguir ser feliz con una persona? ¿Necesitamos SUFRIR para alcanzar la felicidad?
Parece que no valoramos las relaciones fáciles. Como que no es real llegar a la felicidad sin dar nada a cambio para conseguirla.

No soy una experta en relaciones, lo sé. He tenido unas cuantas, peores o mejores, algunas han terminado bien y otras no, algunas las conservo en amistad hoy día y otras no. Y, si me paro a pensarlo, ninguna de ellas fue normal. Quiero decir: todas tuvieron un toque dramático. 
Traiciones, peleas, terceras personas, etc. Siempre. Y realmente no estoy segura de lo que prefiero. 

Estoy acostumbrada a dejar que mi vida se convierta en un pequeño culebrón mexicano malo. Ahora con uno, ahora con otro, ahora te pongo los cuernos, ahora te quiero y ahora no te quiero.
Llega un momento en el que una no está segura de lo que quiere y de lo que no quiere. Y tengo la impresión de que nunca voy a estar segura de nada.
Si las cosas van demasiado bien; algo falla. Si las cosas van demasiado mal; algo falla. ¿Pero qué es lo que falla? ¿El amor?

A veces me pregunto si soy capaz de amar a alguien por el resto de mis días. No sé si es que no puedo hacerlo, si me han hecho tanto daño que no quiero arriesgarme... O si es que tengo tanto amor escondido que no daré hasta que esté segura de que estoy delante del hombre perfecto. 
Quizá sea como Charlotte York, esperando mi cuento de hadas, esperando mi príncipe azul. Dejando a un lado las peleas y las incomodidades, dando paso a una estabilidad con la que me sienta bien. 
Quizá tenga que sufrir para conseguirlo, quizá no.
Lo único que sé, es que quiero algo que realmente me haga levantarme con una sonrisa a pesar del pitido del despertador. Algo que me dé tranquilidad y felicidad, no problemas.